Mykolaiv
La historia de Sergey Shakhrai
Los planes y sueños están en el aire

En una vida que ahora parece lejana, Sergey disfrutaba de la tranquilidad de su ciudad, Mykolaiv, paseando por sus parques, yendo al cine o haciendo barbacoas con los amigos. Nos cuenta que también le gusta viajar, especialmente a otras regiones vecinas de Ucrania, como Odesa que, antes de convertirse en blanco de los ataques rusos, era una bonita ciudad costera en el sur.

Al igual que tantos otros, Sergey tenía planes para el futuro: «Había empezado a ahorrar dinero para comprar un coche —¡me encanta ver vídeos de YouTube sobre reseñas de coches nuevos!— y quería viajar con mi mujer y nuestro hijo de cinco años a los Países Bajos». Educar a su hijo y emprender un negocio eran dos de sus proyectos de vida a largo plazo.

«Antes de empezar con las entregas, me tomaba un café todos los días con mis amigos repartidores de la ciudad, pero ahora ya no podemos disfrutar de ese momento porque Glovo ha suspendido sus operaciones en Mykolaiv».

Una pizca de «normalidad» para distraerse

«Me desperté en medio del ruido de las explosiones, no lo podía creer. Inmediatamente vi el discurso de nuestro presidente y empecé a coger documentos, dinero y otros productos de primera necesidad».

Sergey sigue viviendo con su familia en Mykolayiv. No se han ido de su apartamento porque el refugio más seguro y grande les queda muy lejos.

La vida cotidiana no es fácil y nos explica que, durante el día, la ciudad se llena de gente que sigue con sus actividades habituales, algo que les ayuda a no pensar en la guerra. Sin embargo, todo el mundo está alerta, en tensión, preparado para lo que pueda venir.

«Por la noche, las explosiones de los ataques rusos te devuelven a la realidad y empiezas a pensar en lo cerca que están o si alcanzarán tu casa. A veces miro videos en Internet o pongo películas antiguas divertidas para dejar de pensar en la guerra al menos durante unos minutos»

Gracias a todos los repartidores de Ucrania

Yurii, Sergey, Serhij, Bogdan & Oleksiy son cinco de los muchos repartidores de Ucrania que cada día llevan esperanza a quienes les abren las puertas de sus casas o les esperan en las estaciones de metro para recibir sus medicamentos. Hoy los conoceremos un poco más en profundidad y nos centraremos en su lado más personal, como los ojos de la ciudad que nunca dejan de mirar.

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