Youssef trabaja como repartidor desde julio de 2021. Cada día conoce a gente y a menudo se encuentra en situaciones que requieren su ayuda.
Cuando Youssef comenzó su turno aquella mañana, no tenía ni idea de que acabaría salvando una vida.
«Fui a entregar un pedido como de costumbre. Llegué al punto de entrega y subí las escaleras. De repente, me encontré con una mujer tumbada en el suelo del segundo piso, medio desvanecida. Le costaba hablar, y finalmente me percaté de que tenía un ataque de asma».
En los momentos de shock, el cuerpo reacciona de forma automática. Aunque Youssef nunca había tenido un ataque de asma, sabía qué hacer. Rápidamente soltó la mochila y se dispuso a ayudarla.
«Busqué en su bolso y encontré el medicamento que necesitaba».
Después de que la mujer diera unas bocanadas a su inhalador para el asma y recobrara el aliento tras un par de respiraciones, la sensación de conmoción de Youssef fue desapareciendo poco a poco. Youssef se encontraba en el lugar adecuado, en el momento oportuno. Gracias a su ayuda, la mujer volvió en sí.
«Cuando se recuperó, me dio las gracias por haberle salvado la vida. Aquel día me sentí muy bien conmigo mismo».
Youssef ayuda a gente todos los días, pero nunca olvidará el día en que salvó una vida.
El valor requiere sobre todo una cosa: valentía; valentía para enfrentarse a una situación difícil. Estamos orgullosos de contar con repartidores dispuestos a ayudar a su comunidad en lo que pueden. Gracias Youssef, Vasilije y Zakaria. Gracias a todos los repartidores que actúan y no miran hacia otro lado.