Vasilije estaba entrando en la edad adulta cuando se dispuso a empezar su primer trabajo a tiempo completo. Equipado con una mochila amarilla y su coche, se dedica a repartir de la mañana a la noche. Las pequeñas cosas —como llegar al establecimiento justo cuando el pedido está listo para recoger o la satisfacción de cruzar una ristra de semáforos en verde— son las que le hacen feliz en su día a día.
A diferencia de otros jóvenes, Vasilije no empezó su trabajo por motivaciones materiales, sino para aligerar la carga económica de su madre. Cuando su madre enfermó hace unos años, tuvo claro que estaría a su lado. Decidió trabajar como repartidor porque le que permitía ganar parte del dinero que necesitaba y ser dueño de su tiempo. De este modo, podía llevar a su madre al médico o hacerle compañía cuando quisiera.
Un tratamiento en el extranjero que supone un gran reto financiero
Hay un rayo de esperanza para la madre de Vasilije: existe un tratamiento en el extranjero que puede paliar su enfermedad. Vasilije estaba resuelto a hacer cuanto estuviera en sus manos para que su madre recibiera el tratamiento que había estado esperando. Por ello, se propuso recaudar el dinero.
«Llevaba más de un año recorriendo las calles como repartidor, por lo que conocía a todos los repartidores de mi ciudad».
Vasilije sabía que no podía pagar solo el costoso tratamiento en el extranjero, así que empezó a pedir donaciones en grupos de repartidores de Viber, con la esperanza de recibir apoyo.
«En poco tiempo recaudé el dinero que necesitaba para costear el tratamiento de mi madre».
Encontró una oleada de apoyo y compasión en los grupos de reparto. Gracias a la generosidad de la comunidad de repartidores, logró reunir suficiente dinero para pagar el tratamiento de su madre en el extranjero.
No podía creer que tanta gente respondiera. Me sentí extraordinariamente bien, como si tuviera a alguien en quien confiar en una situación difícil.
Todavía hoy, se le pone la carne de gallina cuando piensa en ese momento. Saber que puede confiar en sus compañeros le llena de muchísima gratitud. Está muy agradecido a todos y cada uno de los repartidores que le han ayudado.
El valor requiere sobre todo una cosa: valentía; valentía para enfrentarse a una situación difícil. Estamos orgullosos de contar con repartidores dispuestos a ayudar a su comunidad en lo que pueden. Gracias Youssef, Vasilije y Zakaria. Gracias a todos los repartidores que actúan y no miran hacia otro lado.