Kiev
La historia de Yurii Huzenko
Entre planes de futuro y nuevas realidades

Yurii Huzenko, de veinte años, está en la flor de la vida. Le gusta explorar restaurantes de talentosos chefs ucranianos, dejarse ver por las cafeterías de moda o pasear por el nuevo centro comercial «Respublika Park», con su supermercado de estilo brasileño.

Sus planes de futuro y espíritu creativo lo han llevado a ahorrar para comprarse una guitarra, aprender inglés y tomar clases de canto con el propósito de mostrar su potencial al mundo. Y aunque su vida dio un vuelco el 24 de febrero, Yurii tiene muy claro que rendirse no es una opción para él.

«La guerra no destruirá mi juventud ni mis ganas de vivir. Dentro de 10 años, viviré entre ucranianos, libres y honrados, que aprecian su cultura y admiran la belleza de su país».

El 24 de febrero cambió su vida

«Me di cuenta mientras desayunaba. El 24 de febrero tenía que ser un día normal de trabajo para mí como repartidor, pero cuando salí de casa, había muchos coches circulando en sentido contrario, todo el mundo tenía prisa y corría preso del pánico».

Yurii condujo por la ciudad todo el día acudiendo a los lugares donde solía hacer sus entregas, y esa noche, cuando él y un amigo se encontraban en el barrio de Podil, escucharon una estruendosa sirena por primera vez.

«Habíamos regresado a casa a las once de la noche y todavía no éramos conscientes de la magnitud de lo que estaba sucediendo en nuestro país. Todo había cambiado»

La familia de Yurii —su madre, padrastro y abuela— se encuentra ahora en un lugar seguro. «Nos llamamos con regularidad y los ayudo económicamente. Mi intención es quedarme en Kiev, esta es mi ciudad». Pese a vivir en una ciudad cuyo centro todavía no ha sido objeto de ataques directos, nos dice que la inquietud se ha adueñado estos días de las calles de Kiev. Yurii pasa mucho tiempo en su apartamento alquilado.

Realizar entregas con un propósito

«Es un trabajo importante para el desarrollo de la sociedad y ahora ha adquirido todavía más relevancia, porque hay muchas personas que necesitan ayuda. Los ancianos, los niños, las personas con discapacidad e incluso los animales tienen problemas para encontrar comida por culpa de la guerra», explica Yurii Huzenko.

Yurii agradece la gran labor que están desempeñando los empleados de Glovo de la oficina local y los propios repartidores para que la vida siga adelante.

«A pesar de la situación, Kiev no se detiene y sus habitantes están reabriendo gradualmente sus negocios para ganar dinero y ayudar a los necesitados».

Y es precisamente para ayudar a los necesitados que Yurii compagina su trabajo de repartidor con el voluntariado.

«A veces ayudo a entregar artículos esenciales a desconocidos y costeo yo los gastos. En Kiev, el suministro de alimentos está volviendo lentamente a la normalidad, pero todavía hay problemas con los medicamentos o la comida para animales».

Recuerda la última vez que ayudó a una mujer mayor: «Probablemente nunca he visto tanta gratitud. Estas cosas nos unen. Siempre que sea posible, debemos dar y demostrar de lo que somos capaces, porque somos personas».

Gracias a todos los repartidores de Ucrania

Yurii, Sergey, Serhij, Bogdan & Oleksiy son cinco de los muchos repartidores de Ucrania que cada día llevan esperanza a quienes les abren las puertas de sus casas o les esperan en las estaciones de metro para recibir sus medicamentos. Hoy los conoceremos un poco más en profundidad y nos centraremos en su lado más personal, como los ojos de la ciudad que nunca dejan de mirar.

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